miércoles, 20 de enero de 2010

Tutear o no, esa es la cuestión.

Hace tres años yo estaba en un colegio mucho más estricto que en el que estoy ahora, teníamos clase por la tarde también, el nivel de ingés era más elevado, dábamos alemán en vez de francés y teníamos que llamar a los profesores de usted. Lo último que he nombrado, es sobre lo que voy a escribir.

Yo estaba acostumbrada a utilizar las fórmulas de tratamiento con todos los profesores de mi antiguo colegio,cosa que realmente me costó, con los años me hice a la idea, pero al principio me costó lo imposible.

Había personas a las que les parecía bien, porque creían que así les trataban con un respeto superior, marcaban distancia y lejanía entre ellos (como debía de ser según su opinión) y no tenían problemas con ellos.

Había otros que eran más rebeldes y les tuteaban, pero no porque le importara llamarles de usted, sino porque no querían ceder a las peticiones de los profesores.

Yo pienso que no está relacionado el respeto con las fórmulas de tratamiento, porque perfectamente podemos mantener la misma o incluso más cortesía llamando a los profesores por su nombre.

No veo a los profesores como personas lejanas que vienen una hora al día a darnos sus conocimientos y se marchan igual a como han venido.Para mí, los profesores han sido un apoyo, han sido consejeros, y en algunas ocasiones, hasta han sido amigos.

Entonces ése es uno de los motivos por los que me no me gusta llamar a mis profesores de usted, porque no lo siento,aunque no les pueda hablar como amigos porque debo utilizar un registro semiformal, no me siento cómoda utilizando con ellos las fórmulas de tratamiento.

Aunque realmente si algún profesor nos pidiera que le tratáramos de usted,lo haría sin problemas, porque si quieren mantenerse alejados de nosotros está en su derecho de hacerlo y seguramente motivos tendrá.

Por último, si yo fuera profesora, me gustaría que me tutearan, para así sentirme más cercana a mis alumnos, poder ganarme su confianza e intentar que me trataran como una amiga, no como la extraña que viene una hora al día.

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